viernes santo

Hace aproximadamente dos mil años atrás, un viernes como tantos viernes, pero, con la particularidad exclusiva que sucedería uno de los eventos que más ha impactado la humanidad, al hombre, ese acontecimiento dejaría una huella indeleble, indisoluble, imborrable e inquebrantable que marcaría la historia de este mundo y a un sin número de hombre y mujeres que han creído que ese día se efectuó, se consumó la crucifixión de Jesús el Hijo de Dios.
Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
Mateo 20:17-19
Aquel viernes no sería un viernes más por la sentencia de ejecución a muerte de cruz, previo martirio, previa tortura, previas burlas, a un hombre que no tenía delito alguno, sin pecado y ninguna especie de engaño había salido de su boca, pero, su sola presencia, su santidad, su honestidad, su amor genuino hacia las almas les provocaba cierto celo, cierta bronca, cierto enojo, cierta frustración presencia, porque ellos no eran lo que decían ser, ni hacían las cosas que debían de hacer; exhortaban a vivir una vida que ellos no vivían, pero, que exhortaban a los demás a vivirla.
Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado.
1 Corintios 2:2
La presencia de Jesús, la vida de Jesús, el mensaje de Jesús, era como un nocaut a las conciencias maléficas, corruptas e hipócritas, de los religiosos, esa situación de sentirse acusados por sus propias conciencias que desenmascaraban la falsedad de sus vidas, pero que se atrevían, porque tenían el engreimiento de creerse líderes, de creerse guías espirituales, cuando la verdad era que sus corazones estaban llenos de un espíritu protervo por el cual procuraban matar, desaparecer, borrar de la faz de la tierra, a Jesús de Nazaret, Hijo de Dios.
Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.
Marcos 8;34
Jesús no solo habló de valores, de amor, de misericordia, de justicia, de esperanza, sino que vivió plenamente esos valores, inclusive en el juicio, en la misma cruz a pesar de sus dolores y sufrimientos, él fue fiel a sus enseñanzas, existió, existe y existirá una fuerte oposición, divergencia, contraste entre ser como Jesús, o alguien que camina en la multitud.

Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece
Juan 15:18-19
El mundo aborrece a Jesús, el mundo está en tinieblas, y ama más a las tinieblas que a Jesús porque sus obras son malas, todo el que quiere seguir a Jesús enfrentara el rechazo, la oposición, la persecución, etc., etc., estas son consecuencias "naturales" del mundo, de la religión, de los incrédulos, de los poderes sociales y políticos, por el simple hecho de querer hacer la voluntad de Dios, si sos del mundo, si piensas como el mundo o eres los religiosos que están en el mundo el mundo los amaría, pero yo los elegí para que no fueran parte del mundo y ese es el motivo de su bronca con ustedes.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Juan 10.11
En Aquel viernes no fue simplemente un viernes más, no fue Jesús un ejecutado más; aquel viernes en aquella cruz Dios nos revela la terrible condición humana hacia el pecado y hacia él, mientras que por el otro lado Dios nos comprueba su amar inquebrantable, su silencio ante las falsas acusaciones, hacia el aborrecimiento que estaba en el aire y en los corazones de aquella multitud, Jesús en su paciencia frente al martirio; ir a la cruz, a la muerte sin resentimiento, sin aborrecimiento, sin ninguna clase rencor nos dejó una marca de fuego que trasciende el tiempo y la vida de cualquier hombre o mujer de este mundo
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Isaías 53.7
