Es un hecho que nuestra nación parece estar ante los ojos del mundo atravesando un buen momento, como que escuchamos un elogio, un aplauso, una congratulación de allí, una felicitación, una honra, un saludo de allá, sin embargo, los que no somos de allí, ni somos de allá, sino que somos de acá, como que tenemos hincadas, clavadas, enterradas algunas puyas, algunas picas, algunas espinas, que están recubiertas, tapadas, ocultas, pero basta con tocar el lugar y el dolor aparece, se hace sentir, surge de manera espontánea ante nuestros ojos asuntos que lastiman, hieren, ensombrecen y hasta enferman el corazón de una sociedad, de una nación.

Como que hay una cierta lógica que el que vive fuera de una nación tenga una valoración, una perspectiva, una mirada diferente al lugareño, porque los que viven en la nación pueden percibir problemas, desafíos o bondades que no visibles, para el que vive fuera

Se le atribuye a Éramos* una frase que no busca, no pretende desde aquí ser ofensiva que dice: en el país de los ciegos, el tuerto es rey, no quiero, ni deseo bajo ningún punto de vista pensar en mediocridades, ni en insuficiencias, ni en mezquindades o en imperfecciones, que suelen afectar, perturbar, entristecer el corazón de una nación.

Esas puntualizaciones que lo hagan los otros, los que siempre están presentes ideológicamente, que en muchos casos alimenta, sustenta, mantiene los egos al más alto nivel, que todo el que no piensa como yo, es el enemigo, es el tonto, es el estúpido, el de poca luces, el ignorante, a ese no lo conozco, se espera el error para morder o atacar, siempre dispuestos a la crítica, buscando responsables, oportunidades, coyunturas, ocasionadas por aquellos que deberían a la hora de guiar a la nación buscar lo mejor para la misma, siempre está presente ese espíritu sectario, partidario, filosófico, que tenemos sobre nosotros como una espada de Damocles**

Sin importar la orientación ideológica, o del color de política partidaria que esté en control o en oposición, que nos deja una sensación como que siempre estamos llegando algún lado, pero nunca llegamos a ninguna parte, pretendemos o queremos ser una nación de primer mundo, pero, siempre estamos aquí tirando de la cuerda, cuarteando, intentando lograr algo que me beneficie; hablando siempre de soluciones extraordinarias futuristas que nunca llegan en realidad a plasmarse en la vida cotidiana de la gente.

Estoy mirando una marea creciente de males endémicos, habituales, que se van extendiendo a lo largo y ancho de este mundo, que van recalando en nuestra nación con ínfulas de aires de un modernismo social de derechos más equitativos, más justos, más distributivos, los cuales en la realidad hace que el hombre viva con cierta impotencia, cargado de temores, ineficacias, inutilidades, imposibilidades, ante diferentes flagelos que son realmente malos, que se manifiestan a todo nivel, el narcotráfico, la drogadicción, la corrupción, la violencia, el homicidio, el suicidio, el hambre, la desocupación, la pobreza, la marginación, la desigualdad social, la promiscuidad sexual, etc., etc.

La realidad es que vivimos en un mundo gobernados por hombres que, dentro de su sapiencia, de su conocimiento, de su egos y apetitos personales que no hacen otra cosa que ser arrastrados ideológicamente por la corriente de este mundo que busca la satisfacción del hombre, por el hombre mismo; hasta se creen que "vox populi, vox dei"

Vox populi, vox dei; la traducción de esta frase en latín significa, palabra más o palabras menos lo siguiente: voz del pueblo, voz de Dios; tomar la voz de algunas pocas o muchas mayorías, por verdadera que sea esta voz, no es la voz de Dios, la voz de Dios ya esta escrita, y en estos vientos ideológicos que soplan en este mundo, Enrique Santo Discépolo, cuando escribió "Cambalache" el siglo pasado como que hizo una pequeña radiografía de lo que había sucedido, estaba sucediendo, y bueno sigue sucediendo hoy con la agravante de que cada vez es peor.pagina en construccion


Sin embargo, el hombre, jamás podrá justificarse ante Dios, no importa cuánto quiera o pretenda rodear de legalismo a lo que está mal, hay una voz, que no es la "vox populi", es la voz de Dios la cual ningún mortal, ni ninguna fuerza creada o por crear, habida o por haber del hombre, o de cualquier otra potestad espiritual que pueda silenciar la voz de Dios; la voz de Dios permanece más allá de la vida, más allá de los cielos y del tiempo, la voz de Dios es viva y eterna.

El hombre debería de oír prestar atención a la voz de Dios, porque todo el que oye atentamente la voz de Dios, para guardarla y ponerla por práctica, por obra también Jehová su Dios le exaltará; pero, existe una contienda entre Jehová Dios y los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán. (Oseas 4:1-3)

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; ¡que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; ¡los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. (Isaías 5:20-24)-

Quisiera decir que la "iglesia" queda por fuera de toda esta marejada de torpezas llenas de concupiscencias, de vanidades, de improntas personales, de hogueras ávidas de poder, de riquezas, de fama, de corrupciones estériles, para el común denominador de los habitantes de la nación, pero no es así, la perversión está en el corazón el hombre, engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿Quién lo conocerá?

Vivimos un tiempo con un tinte marcado, que parece cada día imprimirse con más fuerza y color; hecho este que hace que cada día oscurezca más y más marcando espíritus partidarios, propensos, tendenciosos, apasionados, intransigentes, tendentes a una apostasía totalmente ajenadora de valores, doctrinas y fundamentos que hacen a la fe cristiana, pero, Dios es quien escudriña la mente, que prueba el corazón, de los hombres para dar a cada uno el pago correcto según su camino, según su obra; (Jeremías 17:9-10) Dios no puede ser burlado.

Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

                                                                          Gálatas 6:7-8

También hay que reconocer, hay que dar la razón, sin dejar de estar atentos, alertas, de que estos acontecimientos o espíritus apostatadores de la fe cristiana se irán estableciendo cada vez más, con más frecuencia haciendo que algunos, pocos o muchos se desvíen, se alejen, o abandonen a Dios y su palabra.

Debes de saber esto; estamos advertidos; estamos avisados; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita; (2 Timoteo 3:1-5)

Hemos aprendido hablar lo correctamente religioso político entre nosotros, pero a la hora de plasmar lo que decimos; no lo hacemos, tenemos tantas segmentaciones, tantas fracciones, tantas doctrinas, tantas idas y venidas, tantos agentes divisionarios que hace parecer que la iglesia está en crisis, pero la crisis no es por el Señor de la iglesia, sino por los hombres que están al frente de los diferentes movimientos, ministerios, congregaciones a la hora de guiar, a la hora de buscar lo mejor, aparece ese espíritu sectario, religioso, doctrinal, cultural, divisorio que alimenta, que sustenta, que mantiene los egos al más alto nivel, desarrollando, predicando con sus hechos la fragmentación de la familia espiritual.

Más allá de mi pensamiento personal que cree que la iglesia de Jesús no está dividida, y que la iglesia es substancialmente, fundamentalmente, y esencialmente una; sin embargo, hay algunos, pocos o muchos que parecen de los nuestros, pero no lo son. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. (1Juan 2,18-21)