no ignoréis II


LAS EXPECTATIVAS DE UN ARCHÍ, SIEMPRE AL ASECHO Y PERSEVERANTE ENEMIGO.

El perdón es un componente esencial de la fe cristiana y uno de los pilares fundamentales que Jesús enseñó; el arrepentimiento genuino es un cambio profundo en el corazón y en la mente, y cuando alguien se aparta del pecado y vuelve a los caminos de Dios, muestra una transformación verdadera y una disposición a seguir la voluntad divina.


Perdonar a alguien que ha causado daño a la congregación no solo refleja la gracia y la misericordia que Dios nos muestra a todos, sino que también fortalece la unidad y el amor dentro de la comunidad; la restauración del individuo arrepentido no solo es un acto de compasión, sino también una oportunidad para testificar del poder del perdón y la redención a los incrédulos.


Es importante recordar que todos somos susceptibles a cometer errores y pecados, y el perdón mutuo es una manera de vivir en el amor y la gracia que Dios nos ha dado; al extender el perdón, también estamos liberándonos de la amargura y el resentimiento, y permitiendo que la paz y el amor de Dios reinen en nuestros corazones y en nuestra comunidad.


La iglesia debía de tomar decisiones de qué hacer con tal persona, el consejo de Pablo era que perdonaran, era hora de demostrar en hechos reales el verdadero amor, era hora de perdonar, para que satanás no gane ventaja alguna, el archí enemigo de Dios, siempre al asecho, esperando sacar, tener algún redito para sus maquinaciones protervas, perversas, malas, oscuras.


El perdón es una capacidad que está asociada directamente con el amor, la piedad, la misericordia y la madurez cristiana; cuando uno perdona a alguien lo que está haciendo es remitiendo de una pena, de una ofensa, de una obligación; el perdón debe nacer en el corazón de manera voluntaria, consciente y permanente; cuando uno perdona de verdad, cuando el perdón es auténtico, genuino, no da lugar al recelo, al resentimiento, no da lugar al nacimiento de raíces de amargura, no da lugar al enojo, etc., etc., independientemente de quien haya pecado o errado.


Este caso que estamos mirando los hermanos estaban libre de culpa, ellos habían actuado en obediencia y conforme a las escrituras en el caso de incesto, el incestuoso había pecado contra Dios, contra la iglesia, y contra los verdaderos creyentes, pero, ahora había como una puya, como una espina, como una piedra en el zapato de la iglesia, que hacía que el enemigo pudiera tener o estaba teniendo una cierta ventaja, sobre el que había sido disciplinado correctamente, o sobre la propia iglesia que estaba firme en su decisión disciplinaria.

El consejo apostólico de perdonar, era justamente para que el enemigo no ganare ventaja sobre la situación, el ex incestuoso se había arrepentido y deseaba regresar a la iglesia, volver a los caminos de Dios, y si la iglesia permanecía dura e inflexible en su juicio, aunque este había sido justo, el alma del arrepentido podía perderse, consumiéndose de tristeza, vaciándose de toda esperanza.

La situación vivida en Corintios es un verdadero desafío para una comunidad de fe, pero también es una oportunidad para mostrar el amor, el perdón y la gracia de Dios en acción.


Restaurar y recibir con amor: La iglesia está llamada a reflejar el corazón de Dios; al recibir al arrepentido con amor y perdón, no solo se le da la oportunidad de restaurar su relación con Dios y con la comunidad, sino que también se envía un poderoso mensaje a los incrédulos sobre la naturaleza redentora del Evangelio.


Práctica de la reconciliación: La reconciliación no siempre es fácil, especialmente cuando las heridas son profundas y públicas. Sin embargo, es en estos momentos cuando la comunidad puede mostrar la verdadera fuerza y la profundidad del amor cristiano. Al acoger a este hombre, la iglesia demuestra que el arrepentimiento genuino y el deseo de cambio son valorados y honrados.


Testimonio de transformación: La transformación y el arrepentimiento de este hombre pueden servir como un testimonio poderoso de la obra de Dios en su vida. Su experiencia puede inspirar a otros a buscar el perdón y la renovación, y a reconocer que no importa cuán lejos se hayan desviado, siempre hay un camino de vuelta a los brazos de Dios.


Fortalecimiento de la comunidad: Al perdonar y restaurar a este hombre, la iglesia puede fortalecer su unidad y su compromiso con los principios bíblicos de amor y gracia. Este acto puede servir para recordar a todos los miembros la importancia de la misericordia y la restauración en la vida comunitaria.


Amados hermanos no podemos subestimar las tácticas y maquinaciones de Satanás, él está constantemente buscando maneras de desviar a los creyentes de su camino y destruir todo lo que pueda acercar a una persona a Dios. Es crucial estar siempre vigilantes y fortalecidos en nuestra fe para no caer en sus trampas.


Pablo, con su exhortación y guía, nos recuerda la importancia de la disciplina y el perdón, pero también de la vigilancia constante. Al permanecer firmes en nuestros principios y en la Palabra de Dios, podemos resistir las asechanzas del enemigo y mantenernos en el camino recto.


La comunidad de fe tiene una responsabilidad compartida de apoyarse mutuamente y de estar alerta a cualquier cosa que pueda poner en peligro la integridad espiritual de sus miembros. Al hacerlo, no solo protegemos nuestra propia fe, sino también la de aquellos que buscan reconciliarse y crecer en su relación con Dios.


Pablo no detalla las maquinaciones específicas de Satanás, sabemos que el enemigo trabaja arduamente en el área de los pensamientos; las acusaciones, los juicios y las difamaciones son tácticas comunes utilizadas para sembrar dudas, miedo y desesperanza en el corazón de los creyentes.


La lucha contra estas maquinaciones mentales es una batalla constante, y es vital recordar las promesas y verdades de Dios para contrarrestar las mentiras del enemigo; el perdón y la gracia de Dios son infinitos, y es fundamental reafirmar esta verdad, tanto para nosotros mismos como para los demás.

Una congregación de fe también juega un papel crucial en este proceso, ofreciendo apoyo, consuelo y reafirmando el amor y el perdón de Dios; al estar unidos, podemos resistir mejor las tácticas del enemigo y fortalecer nuestra fe.


Es completamente natural que la iglesia enfrente dudas y preocupaciones sobre la autenticidad del arrepentimiento y las percepciones externas al considerar el regreso de alguien que ha sido disciplinado; estos pensamientos pueden ser utilizados por el enemigo para sembrar desconfianza y división dentro de la comunidad.


Sin embargo, el corazón del mensaje de Pablo nos guía hacia la reconciliación y el perdón genuino; la gracia y la misericordia de Dios son para todos, y el arrepentimiento verdadero debe ser acogido con el mismo amor y aceptación que hemos recibido de Dios; al hacerlo, la iglesia demuestra su compromiso con los principios del Evangelio y con la redención y restauración de todos sus miembros.

Aceptando a la persona arrepentida con amor y apoyo, la iglesia puede enviar un poderoso mensaje tanto a los creyentes como a los incrédulos sobre el poder transformador del perdón y la gracia de Dios; además, esto fortalece la unidad y la integridad espiritual de la comunidad, mostrando que el amor y la misericordia prevalecen sobre el juicio y la condena; s un recordatorio profundo de que, aunque la disciplina es necesaria, el objetivo final siempre debe ser la restauración y la reconciliación. 

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