Esperanza

La situación del hombre

Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma. Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan. Escucha, oh Jehová, mi oración, Y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré, Porque tú me respondes. Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras.

                                                            Salmo 86:4-8

Existen un par de adagios, de refranes populares que dicen, que expresan lo siguiente: "La esperanza es lo último que se pierde"; "Mientras hay vida, hay esperanzas"; quizás lo que nos trasmiten estos apotegmas, estos refranes, estos adagios, es que todo hombre tiene en su interior una fuerza que lo lleva a confiar o desear más allá de sus propias fuerzas en la realización de algo que puede ser bastante complicado, acuñar desde lo más profundo de su ser, desear desde sus mismas entrañas, expectativas favorables en situaciones, eventos o circunstancias de la vida que de momento no son propicias, no son providenciales, no son favorables, parecería algo bastante común. Esa fuerza interior, que se convoca desafiando la adversidad más compleja y dolorosa que pueda presentarse ante el ser humano, la llamamos, la puntualizamos, la definimos como: "Esperanza"

Sin embargo el mundo en el cual existimos, vivimos, estamos, donde edificamos nuestra casa espiritual, formamos nuestras familias, cada día, sin excepción de ninguno de ellos, trae consigo su propio mal; cada día podemos ver, apreciar, palpar el dolor, el sufrimiento, la agonía, la injusticia, el padecimiento, el desconsuelo, la desesperanza, la ansiedad, el hambre, la guerra, la violencia, etc., etc., a la que está expuesto el hombre; esta realidad cotidiana nos deja ver cuán frágil y pequeño el hombre es, que cerca están sus límites humanos, los cuales no puede pasar; toda carne es como hierba, y toda gloria de hombre como flor del campo; la hierba se seca y perece; la flor se marchita y muere, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo; como flor de campo es toda gloria de hombre, hoy es, mañana ya no está; lo cierto es que se seca la hierba, se marchita la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

Yo pensaba que el hombre era grande por su poder, Grande por su saber, grande por su valor. Yo pensaba que el hombre era grande Y me equivoqué, pues grande solo es Dios Sube hasta el cielo y lo verás, que pequeñito El mundo es, sube hasta el cielo y lo verás. Como un juguete de cristal, que con cariño Hay que cuidar, sube hasta el cielo y lo verás.

                                                                   Parte de una alabanza

Sin embargo, a pesar de esa fragilidad que presenta el ser humano, no reconoce la necesidad real de Dios en su vida, haciendo que la prevalencia, la afección, el señorío del pecado y de satán sigan reinando, enseñoreando, cautivando, seduciendo al hombre, el cual se aferra indolente al pecado, con una gran carencia de voluntad de romper o abandonar su situación caída, caótica, desarmonizada, desordenada, alejada, de Dios, sin darse cuenta o querer aceptar que se le va la vida en ello; ciertamente el hombre nacido de mujer, es corto de días; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Si muriere, ¿volverá a vivir? Dios ha establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.

Las escrituras nos advierten de forma clara que Dios aborrece el pecado, y la paga del pecado es muerte, más la dadiva, el regalo, la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, el hombre tiene la capacidad de qué hacer con su vida, puede seguir enemistado con Dios y permanecer en situación pecaminosa, lo que hace el hombre al vivir esta situación contraria a los deseos de Dios, es entrar en contienda, con el creador, por lo cual el dice a los moradores de la tierra lo siguiente; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra; perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden; por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella.

Rechazar, alejarse, desviarse, extraviarse de los caminos de Dios, para el hombre es como una normalidad, como una costumbre, como una naturalidad, pero, ese desvío, trae consigo consecuencias, resultados, secuelas a corto, mediano o largo plazo, Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare eso también cosechará, más tarde o más temprano las consecuencias del pecado siempre alcanzarán al hombre; el pecado sigue causando, originando, produciendo una real separación, un verdadero alejamiento, una catastrófica causa que da como resultado una división entre el hombre y Dios.

Nuestro Dios jamás tendrá complacencia en la maldad, el malo no habitará junto a Dios; los insensatos no estarán delante de sus ojos; Dios aborrece a todos los que hacen iniquidad. (Salmo 5:4-5) las escrituras nos dicen: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus día. (Deuteronomio 30:19-20)

Sin embargo el hombre ha decidido caminar, andar, transcurrir su soplo, su breve vida con esa espada de Damocles sobre su conciencia, no una espada forjada con el frio y duro acero, sino una espada forjada desde su propia conciencia a través del discernimiento entre el bien y el mal, el pecado ya no está a la puerta del corazón; ya está adentro, porque el deseo del hombre es de continuo mal como lo ha sido desde la antigüedad; no es en vano que Dios diga: engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Incuestionablemente, indudablemente, indiscutiblemente, las escrituras sellan esta realidad; el mal no está fuera del hombre, sino dentro del hombre mismo, esta situación establecida en el corazón de los hombres hace del mundo lo que es; el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque conforme es el pensamiento del corazón del hombre, así es él; definitivamente el hombre se ha inclinado hacia el mal, hacia las tinieblas, trayendo sobre sí condenación, hecho que quedó en evidencia, perfectamente demostrado, confirmado, cuando la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran realmente malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas; lamentablemente ante esta situación el hombre ha querido, ha pretendido, de toda forma posible callar su conciencia, silenciar los gemidos angustiantes, indecibles, inenarrables producidos por su propia alma, el hombre ha decidido caminar en tinieblas cargando con el peso del pecado.

 Cuando los buenos deseos no alcanzan

El hombre camina indiferente hacia el buen deseo de Dios; el buen deseo de Dios no quiere que ningún hombre se pierda o sea condenado a pesar de los males que le aquejan, el desea que todos los hombres sean salvos y conozcan la verdad, y se vuelvan a él, sin embargo, el hombre no quiere volverse a Dios; no busca a Dios, en este tiempo en que Dios puede ser hallado, no llama a Dios en tanto que él está cercano, el hombre no quiere apartarse de sus malos y perversos caminos, no quiere abandonar su inmoralidad infame, perversa, maligna, que domina sus pensamientos, pero:¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; ¡que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; ¡los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel, en vez de volverse a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra.

                                                                                       Isaías 1:16-19

La iglesia de Jesucristo tiene que tener una expectación, una perspectiva, un pensamiento esperanzador, victorioso, triunfal hacia un mundo extraviado, debería acrecentarse, ampliarse, amplificarse, en el mundo de la fe, para llegar al perdido, al que está sin fe y sin esperanza; el cristianismo por excelencia, es un pueblo bienaventurado ya que tiene abundantes promesas de parte Dios, y todas ellas son el sí y el amén (2 Corintios 1:18-20), la esperanza tiene una relación muy inevitable, indispensable, imperiosa, necesaria con la fe, ya que la fe es, pues, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1), tener fe, tener esperanza es simplemente tener una confianza plena, estar persuadido de corazón de que Dios está plenamente en control (Lucas 12:22-31), que él también está a la búsqueda del perdido, no importa quien sea, no importa como esté, su intervención divina crea la posibilidad de cambiar cualquier situación, por adversaria desfavorable contraproducente que esta sea; Jesús ha dicho: lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios (Lucas 18:27); al que puede creer, todo le es posible, (Marcos 9:23)la fe que proviene de Dios y esta no está fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios." (1 Corintios 2:5)

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

                                                              Filipenses 4:6-7

La fe es la convicción, la certeza, la confianza de que vamos recibir lo que esperamos aún sin verlo, este es un tiempo complejo, difícil, espinoso, complicado para el mundo perdido y para muchos hijos e hijas de Dios, ciertamente están cruzando diferentes tipos de desiertos, enfrentando pruebas, luchas, dificultades, indudablemente, no sabemos qué tan duro, asfixiante, insoportable, doloroso sea para algunos pocos o muchos sean parte del mundo o parte de la iglesia de Jesucristo; no estamos al corriente de lo que sienten, puede que se sientas miedo, temores, angustias, dolores, pánico; puede ser posible que este sea un tiempo impredecible, lleno de incertidumbres, de vacilaciones, cosas que llenan tu pensamiento, pero es allí donde tiene que pensar el alto precio pagado por Dios para rescatarte, para darte vida y vida en abundancia,si él no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:31)

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. (1 Corintios 2:1-2)



Abundantes bendiciones en Cristo para tu vida y tu familia, en todo lo que puedas y dependa de ti "apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela." (Salmo 34:14) Atte. Myrp