
Cargar la cruz.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Mateo 16:24
Entrar en este tema en primer lugar queremos vaciarnos de todo espíritu de juzgamiento, de crítica, de detracción o desprestigio al que piensa diferente, mucho menos pensar o catalogar de verdadero o falso, hacia aquellos hermanos o hermanas que pueden llegar a tener distintas inclinaciones con respeto a cargar la cruz de Cristo, porque sabemos que hay mucho sufrimiento, dolor, angustia, temor de por medio por las diferentes realidades que puede estar viviendo en carne y sangre cada uno.
Mucho más común de lo que pensamos escuchamos repetidamente que cuando se está sufriendo una dura enfermedad, una mala relación familiar, dificultades laborales, crisis económicas, etc., etc., ya sean estas esporádicas, accidentales, casuales, habituales o endémicas, algunas personas suelen decir con cierta satisfacción, otras con cierta resignación; "Esta es la cruz que me toco y tengo que cargarla"
Este acto de cargar la cruz tiene para el creyente un profundo significado simbólico representando el sufrimiento, la humildad, muerte y resurrección de Jesús, así como la necesidad de los seguidores de Cristo de aceptar y soportar las dificultades que se presentan en el camino de la fe.
Es indiscutible que todos los discípulos de Cristo, deben de cargar con la cruz, negarse a sí mismo y seguir al maestro; en el momento histórico en que Jesús es crucificado, la cruz es un instrumento de muerte y como tal es símbolo de dolor, sufrimiento, de humillación al extremo; la muerte de cruz se caracterizaba por ser una de la más dolorosa, más tortuosa y vergonzosa para el ser humano, los romanos hacían que el condenado cargara su cruz hasta el mismo destino de su ejecución, sufriendo las burlas, el desprecio, el maltrato, el ultraje de los espectadores que se agolpaban ante el pasaje del condenado, por lo tanto, cargar la cruz y caminar con ella entre una multitud formaba parte del bárbaro castigo, la cruz no sólo significaba muerte, implicaba llevar sobre sí mismo el instrumento, el aparato, el dispositivo de muerte , entre escarnios, burlas y algún golpe también.
Jesús introduce el tema de la cruz en sus discípulos al decirles el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí (Mateo 10:38); si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Mateo 16:24); el encuentro con el joven rico, que estaba deseoso de seguir a Jesús, al cual en amor Jesús le responde: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz (Marcos 10:21) Es un hecho que para nosotros la cruz de Cristo, o cargar la cruz de Cristo, es más que una simple expresión, palabra o enunciado, sino que nos transporta directamente al significado literal, exacto, completo de lo que era en los tiempos de Jesús, cargar la cruz
Cargar la cruz nos interpela, nos demanda, no intima a estar dispuestos por amor a Jesús, a estar listo en nuestras vidas al sufrimiento, al dolor, al desprecio, a la burla e inclusive a morir por la fe en Jesús, cargar la cruz para el cristiano verdadero es sinónimo de lo siguiente:
- Morir a los deseos personales, terrenales de cada uno.
- Aceptar las demandas de la fe
- Estar dispuestos a la humillación y persecución
- Creer en la resurrección
"No hemos de confundir la cruz con cualquier desgracia,
contrariedad o malestar que encontramos en la vida."
José Antonio Pagola

Cargar la cruz es tener un proceso de dolor, de sufrimiento, de humillación, de muerte, por ser discípulo de Jesús; cuando hablamos de muerte la mayoría de las veces no nos referimos a la muerte física, aunque muchos han muerto, mueren y morirán por ser cristianos, por no negar su fe, por no negar su Dios; cuando hablamos de muerte en la mayoría de los casos nos referimos a morir al yo, al egocentrismo y a la exaltación del hombre por el hombre mismo, a los deseos cotidianos carnales que batallan contra el Espíritu; luchar contra el deseo de los ojos, las concupiscencia de la carne, la vanagloria de la vida,(1Juan 2:16) en ocasiones hay que renunciar a nuestro propios derechos, a defendernos con justicia, etc., etc.; cuando Jesús estaba allí, en aquella cruz, dolorido, sufriente, humillado, porque había un plan elaborado, planeado por Dios desde antes de la fundación del mundo, dijo: "Padre perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 24:34)
Jesús estaba allí en aquel madero hecho maldición (Gálatas 3:13) por ser quien era, Hijo de Dios (Marcos 14:61-62) y rey (Juan 18:36-37); y no negarlo; Jesús estaba allí juzgado y condenado por los hombres, sin haber cometido ningún delito, totalmente inocente, libre de todo pecado, de toda maldad, de toda culpa; Jesús no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 5:21)
Jesús estaba allí en aquella cruz por amor (Juan 3:16), para rescatar al pecador, con su preciosa sangre, limpia, pura sin mancha y sin contaminación, porque sin derramamiento de sangre no hay remisión, perdón, indulto, de pecado,(Hebreos 9:22) la escrituras nos dicen que fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, la cual recibimos de nuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:17-19), hemos sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.(1Corintios 6:20)
Cargar la cruz de Cristo es uno de los mayores honores o una de las mayores satisfacciones como seguidores de Cristo (Gálatas 6:11-18), como hijos de Dios, aunque en el proceso tengamos que soportar humillaciones, sufrimientos, dolores, morir a nosotros mismos, siempre seremos bienaventurados, dichosos, siempre seremos sal y luz en medio de un mundo que languidece, que decae, que se extenúa haciéndose cada vez más servil al pecado.
El hombre que carga la cruz tiene un testimonio vivencial que le produce cierto entendimiento que se manifestará en la predica o la exhortación, ese hombre de Dios jamás procederá o incitará al error, ni empleará artimañas, no presentará impurezas, ni inmundicias, no procederá con engaños, ni con trampas, ni malicia, porque todo el que carga la cruz, sin lugar a dudas, ya ha sido probado, expuesto, examinado por Dios el Padre si vive en realidad la fe del hijo del hombre.
Obrero aprobado por Dios al cual se le ha confiado el evangelio, por lo tanto, cuando anuncia, predica el evangelio lo hace no pensando como agradar a los hombres, sino a Dios en primer lugar, quien prueba nuestro corazones y da vida al mensaje, la predicación de la cruz no busca agradar a los hombres, sino a Dios, porque todo lo hacemos para gloria y honra de Jesús, nunca se hace uso de palabras lisonjeras, no buscan cubrir el pecado de nadie, no busca gloria de hombre, Dios lo sabe bien, la cruz, su mensaje confronta al hombre con su pecado, con el mal que le aqueja, que le duele y lo invita a recibir el mensaje de salvación que puede transformar su vida para siempre
No dejo de reconocer y sé el sufrimiento de muchos creyentes por causas de enfermedades terminales, o situaciones endémicas, la pobreza, las guerras, rupturas de familias, la violencia, etc., etc., todos ellos son un verdadero ejemplo de fe y de esperanza para el cristianismo, pero, cargar la cruz de Cristo va más allá de ciertas situaciones, cargar la cruz es vaciarnos del yo y de los deseos de la carne y llenarnos de Cristo y de la plenitud de Cristo, como está escrito: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:2)
bendiciones abundantes para tu vida y tu familia en nombre de Cristo. Atte. Myrp