Introducción



Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

                                                                           Filipenses 2:3-8

Desde siempre, parado desde el lugar más humilde y sencillo en la iglesia de Jesucristo, sin pretender entrar en ninguna clase de polémica, discusión o altercado, mucho menos decir esto es verdadero y aquello es falso; sin embargo, lealtad obliga decirles que estoy totalmente persuadido, totalmente convencido, que la palabra es auténtica, genuina, fidedigna, imperecedera; creo de todo corazón que la verdad de Dios antes que defensores lo que necesita son hombres y mujeres de fe que la crean y la vivan; porque todo aquel que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace; lo que está escrito, escrito está, y permanecerá;  el cielo y la tierra pasarán más la palabra de Dios no pasará, no quedará sin cumplirse, téngalo usted por seguro que así será.


Quiero mencionar, indicar que pienso y escribo fielmente de acuerdo al conocimiento que he alcanzado; el tema, los conceptos sobre los cielos abiertos, y cielos cerrados, puede ser algo complejo, complicado, enmarañado, enredado para algunos a la hora de señalar o tomar posiciones porque lo hacen tomar parte de diversas interpretaciones o reflexiones, por ejemplo, cuando mencionamos cielos abiertos a menudo es interpretar ese tiempo como un tiempo de bendiciones, de revelaciones divinas, de acceso directo a la presencia de Dios. Cuando mencionamos cielos cerrados, quizás nos estemos refiriendo a tiempos difíciles, de prueba, de dificultades, en ocasiones son sensaciones de bendiciones retenidas, de oraciones no oídas.


Es un hecho y creo fehacientemente no equivocarme que en ocasiones algunos, pocos o muchos habremos oído decretos, mandatos, dar órdenes que los cielos se abran, se partan, se rasguen, se rompan sobre un país, sobre una ciudad, sobre un barrio, sobre un hombre o una mujer; es muy probable que dichas palabras estén llena de buenas intenciones, de buenos deseos, de buenos propósitos, pero, sinceramente preguntémonos, estas palabras cargadas, llenas de buenas intenciones alcanzan el propósito deseado, tienen realmente la efectividad deseada.

Quiero caminar por el lado bueno del asunto y pensar que las intenciones que existen, que hay detrás de estos decretos son bienhechoras, benefactoras, positivas, benévolas, piadosas, etc., etc., encaminadas a buscar siempre la bendición, la acción, la intervención divina en diferentes situaciones, sin embargo, para que estas buenas intenciones lleguen a plasmarse en la realidad del hombre y la mujer tiene que existir un paralelismo con la voluntad de Dios como está escrito: Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. (1 Juan 5:14)


¿Serían los decretos más que suficientes para que los cielos cerrados se abran? ¿Quién ha cerrado los cielos y que es lo que hace que estén así? ¿Está el cielo cerrado para todos, quien de los mortales tiene acceso a él? ¿Qué queremos o que pretendemos con los cielos abiertos? ¿Qué dicen las escrituras al respecto? Es más que importante, imperante, preponderante que estemos de acuerdo que Dios en su soberanía responde las oraciones de acuerdo a su tiempo y a su voluntad, no es cuando queremos, ni lo que queremos es cuando Dios quiere y lo que quiere para nosotros, todo tiene su hora y su tiempo de bajo del sol y Dios en su soberanía gobierna eso, no siempre las cosas sucederán como nosotros queremos, esperamos o deseamos.


La manifestación poderosa y divina a través de los cielos abiertos pueden y tienen la capacidad de sorprendernos y las repuestas pueden llegar de formas que no anticipamos, de maneras totalmente inesperadas, las palabras llenas de buenas intenciones, de buenos deseos están rebuenas y siempre nuestras bocas estén llenas de ellas, pero, indiscutiblemente lo que realmente hará que se produzca una manifestación poderosa del Espíritu Santo a través de los cielos abiertos es la fe sincera y la voluntad de Dios sobre el asunto.


Alguien ha dicho: cada maestro con su librito, frase, adagio, refrán que nos trasmite, nos refleja una tremenda y gloriosa realidad, existe una diversidad de pensamientos y enfoques que pueden ser como tanta personas estén en el asunto, la idea de que todos tenemos distintas maneras de pensar y actuar es una realidad de la vida cotidiana, sin embargo, cuando se tiene una misma fuente de referencia, de información, como lo es la propia palabra de Dios, en estos casos tendríamos que esperar un consenso, un asentimiento, una conformidad en cuanto a ciertos temas.


Como ya hemos visto en otras ocasiones la palabra de Dios es para nosotros una fuente de autoridad con principios y enseñanzas que vienen del corazón de Dios y por lo tanto son una guía para las personas que aman a Dios, esto tendría que resultar en un cierto sentir espiritual hacia una comprensión común en diversos temas, sin embargo las interpretaciones pueden cambiar o diferir unas de las otras debido a ciertos contextos de vida, las experiencias personales, las diferentes doctrinas denominacionales o tradiciones.

Quizás hay una raíz original, única, si se quiere insólita y extraordinaria en nosotros, raíz poderosa nacida de la propia palabra de Dios, la fe y la oración; la oración de fe; escrito está: todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis1, la oración de fe tiene confianza en Dios, confianza que despierta la certeza que nuestras oraciones son oídas, respondidas según la voluntad de Dios, de alguna manera estamos reconociendo la soberanía y sabiduría de Dios con humildad y sujeción a él, sabiendo que él tiene lo mejor para cada una de nuestras vidas en su tiempo perfecto y oportuno,


Cuando hablamos de decretar estamos determinando de forma autoritaria sin considerar la voluntad de alguien más, en este caso lo que se está obviando, eliminando, excluyendo es la voluntad de Dios, este es un enfoque bastante peligroso ya que se pueden cruzar límites que Dios ha puesto y que solo están en su propia soberanía que es llevar adelante su propósito, su plan, más allá que debemos orar con fe no dudando las escrituras no animan, no exhortan a someternos a la voluntad de Dios, Jesús mismo es un ejemplo de sujeción a la voluntad de Dios, Jesús es un vivo ejemplo de esto como está escrito: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.


Hemos visto y tenemos la esperanza en nuestro corazón que el conocimiento, el entendimiento de esta verdad esencial en la relación con Dios desde un corazón humilde y sencillo, entendiendo que no es lo mismo pedir que decretar, pedir a Dios cualquier cosa, creyendo que lo recibiremos, significa pedir con fe , con confianza en la bondad y gracia divina, reconociendo su soberanía y su control sobre todas las cosas, de alguna manera implícita, sobreentendida, tácita, tenemos el conocimiento revelado que siempre se está a la espera a que él lo haga, que lo otorgue, que lo realice; mientras que decretar, es ordenar que el hecho suceda si o si, pasando por alto la voluntad, el propósito, el deseo mismo de Dios.


Como lo he mencionado al principio, siempre parado desde el lugar más humilde y sencillo en la iglesia de Jesucristo, y sin pretender entrar en ninguna clase de polémica, discusión o altercado, pero si siendo honesto conmigo mismo al pensar que cuando alguien decreta cielos abiertos implica, envolver en una atmósfera espiritual una tremenda expectativa, es como decir que las bendiciones de Dios fluirán sin obstáculos, cuando se decreta cielos abiertos, la proclama implica que a partir de ese momento no deberían existir ninguna clase de impedimento, obstáculo, dificultad para que lo anunciado o decretado suceda.

Preguntémonos con sinceridad, con franqueza, con naturalidad, sabiendo que no nos podremos desprender de nuestra finitud y razonamiento humano, ¿Por qué están cerrados esos cielos? ¿Será que, en esos cielos cerrados, Dios está ejecutando su voluntad?


Dios es un ser, un ser divino, perfecto y completo en todos los aspectos de su existencia, con cualidades, atributos, propiedades, superiores que no fueron transferida a los hombres en el momento de la creación, como la omnipotencia, la omnisciencia, la omnipresencia, pero, sin lugar a dudas Dios tiene una personalidad, un carácter y una moralidad única, nadie como él, totalmente superior en todo y a todo lo creado.


Dios es un ser libre, que tiene, posee un intelecto superior y único, por lo cual tiene en sí mismo una voluntad, un carácter, un perfil, una identidad perfectamente desarrollada, el carácter y la voluntad de Dios está concebida, ingeniada, forjada, en concordancia a sus atributos y moralidad.


Dios nunca deja olvidado ninguno de sus atributos, cuando decimos Dios es amor, no quiere decir que deja de ser Santo, cuando decimos Dios es justo, no estamos diciendo que el deja de ser misericordioso; cuando decimos Dios es fiel, no estamos olvidando que el pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;


No todo el que le dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de del Padre que está en los cielos8. Así que amados esforcémonos por entender cuál es la voluntad de Dios9, asi que amados esforcémonos por vivir de acuerdo a sus enseñanzas y principios claramente establecidos en las sagradas escrituras.


Creo que podemos entender que existe una voluntad divina; la voluntad de Dios no es flexible, manejable, maleable por la voluntad del hombre, muchos menos la voluntad de Dios sucumbe, desaparece o fallece ante la voluntad caprichosa, racional, variable, imperfecta del hombre; alguien ha dicho: el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones10.


Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte11; definitivamente, concluyentemente, terminantemente e indiscutiblemente podemos decir qué los pensamientos de Dios, no son nuestros pensamientos, ni nuestros caminos son los caminos de Dios, así como son más altos los cielos que la tierra, así son los caminos de Dios más altos que nuestros caminos, y sus pensamientos más que nuestros pensamientos;12


Existe una realidad indudable, irrefutable e indiscutible para el hombre y son las profundidades de las cosas de Dios y sus misterios como está escrito: ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén13. 


Tenemos el testimonio bíblico irrebatible que Dios siempre ha cumplido con sus promesas, nadie puede decirle a Dios que ha faltado a alguna de sus promesas; más allá de las infidelidades, incredulidades, o quebrantamientos a la palabra de Dios de parte de los hombres, Dios siempre ha cumplido sus promesas, reconozcamos, que Jehová es Dios, reconozcamos que es nuestro Dios, Dios fiel14 y si nosotros fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo15.

El ejemplo de las promesas hecha por Dios a Abraham; haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra16; mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes17; te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos18.

Desde el momento de las promesas hasta la posesión de la tierra pasaron más de 600 años, muchas cosas pasaron en ese periodo de tiempo, sin embargo, Dios no faltó a su palabra, Dios no faltó a ninguna de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió19

En la voluntad de Dios prexiste, vive, hay un propósito, una maquinación, una intención divina, un plan bien detallado, ingeniado, creado para cada una de nuestras vidas, desde antes que llegáramos a este mundo; bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad20.

Todos los hijos de Dios somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo de ante mano para que anduviéramos en ellas; es probable que te hayas dado cuenta de que no eres perfecto, que no has madurado lo suficiente o lo que desearías, sin embargo, tenemos que avanzar, crecer, extendernos con el fin de alcanzar las obras que el preparó de antemano para que anduviésemos en ellas21.


Si aún no hemos alcanzado obtener, lograr aquello por el cual hemos sido alcanzados por Dios, en Cristo Jesús22, debemos esforzarnos, ser valientes, perseverantes y lo lograremos.

Cuando Dios ha determinado algo ¿Quién podrá impedirlo? Si Dios extiende su mano ¿Quién la hará retroceder?23 Concibamos, entendamos en el pensamiento, a través o mediante la acción reveladora de Dios Espíritu Santo24, que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya25; basta con pensar o acordarnos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque Jehová es Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a él, que anuncia lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; por lo cual Dios dice: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero26; 

Extractemos algunas de las cosas mencionadas anteriormente para poder continuar; debemos de entender; si concibamos desde la propia revelación del Espíritu de Dios que no es lo mismo pedir que decretar, cuando pedimos algo a Dios, siempre nos escuchará, y nos responderá de acuerdo a su voluntad y propósito para con nuestras vidas.


Entendemos de que existe una raíz original, única, si se quiere insólita y extraordinaria poderosa nacida de la propia palabra de Dios; que es la fe y la oración; la oración de fe, que nos lleva alcanzar las promesas de Dios, porque, sin fe es imposible acercarse a Dios y hasta el momento ningún incrédulo ha alcanzado, ni alcanzará una sola promesa de Dios, porque las promesas del Padre son para los que creen; debemos de entender que necesitamos fe, aunque sea pequeña, como un grano de mostaza.

Necesitamos fe, quien piense que va a recibir cosa alguna del Señor siendo indeciso e inconstante en lo que hace, lamentablemente no lo recibirá, porque se pide y se pide mal27; a esta verdad tenla en claro; Dios es un ser, un ser divino con cualidades, atributos, propiedades, superiores que no fueron transferida a ningún mortal, a ningún hombre, a ningún ser creado; Dios es un ser libre, que tiene, posee un intelecto superior y único, por lo cual tiene una voluntad, voluntad que está concebida, ingeniada, forjada, en concordancia a sus atributos y moralidad.

Hay que entender que existe una voluntad divina; la voluntad de Dios y esta no es flexible, manejable, maleable por la voluntad del hombre, muchos menos la voluntad de Dios sucumbe, desaparece o fallece ante la voluntad caprichosa, racional, variable del hombre, por más que esté llena de buenas intenciones; existe una realidad incontrovertible, irrefutable e indiscutible para el hombre y son las profundidades de las cosas de Dios y sus misterios como está escrito: las cosas secretas pertenecen a Dios, más las reveladas a sus hijos

 ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Dios no faltó a su palabra, Dios no faltó a ninguna de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió. En esa voluntad de Dios prexiste, vive, hay un propósito, una maquinación, una intención divina, un plan bien detallado, ingeniado, creado para cada una de nuestras vidas, desde antes que llegáramos a este mundo; existe algún mortal que pueda decretar sobre lo que Dios ya ha establecido, porque los cielos cerrados son una consecuencia directa de la maldad y el pecado del hombre como está escrito de la siguiente manera: acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán29 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro30.


Bendiciones para ti y tu familia en nombre de Cristo Jesús. Atte. Myrp